En un revés significativo, la coalición La Libertad Avanza de Javier Milei sufrió una dura derrota en las recientes elecciones celebradas en la provincia de Buenos Aires. El presidente había apostado fuerte en la contienda electoral, con su hermana y jefa de Gabinete, Karina Milei, supervisando la estrategia, respaldada por sus principales lugartenientes: el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, el asesor Eduardo ‘Lule’ Menem, y el operador político Sebastián Pareja. Se forjó una alianza de manera meticulosa con el PRO de Mauricio Macri, en una negociación liderada por los diputados Cristián Ritondo y Diego Santilli.
Esta maniobra provocó una importante fractura interna en la facción del expresidente, especialmente entre Jorge Macri, primo del expresidente y alcalde de la Ciudad de Buenos Aires. Se esperaba que juntos obtuvieran un buen resultado en un bastión histórico peronista, como parte de su estrategia de “clavar el último clavo en el ataúd kirchnerista” que acabaría por agotar el capital político restante de Cristina Fernández de Kirchner. En un giro inesperado, perdieron por 13 puntos porcentuales, un margen significativamente mayor al previsto, otorgando así una importante victoria política al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. Ninguna encuesta había anticipado un margen tan significativo, y antes de la elección prevalecía la sensación de que el resultado podía decantarse en cualquier dirección, especialmente considerando la variedad de sondeos publicados en la semana previa a la votación. Dentro de la Casa Rosada, los funcionarios anticipaban un “empate técnico”, con la creencia predominante de que una derrota por aproximadamente cuatro o cinco puntos porcentuales aún podría ser presentada como una victoria.
Con Fernández de Kirchner (casi) tras las rejas por corrupción y una situación difícil en las calles del conurbano bonaerense, Milei, Karina Milei, Pareja y los Menem anticipaban una elección exitosa para la coalición liderada por LLA, reforzada por una campaña que incluyó un encomiable esfuerzo de auditoría de resultados en vivo, conocido como “fiscalización”. Nada de eso ocurrió, intensificando el conflicto dentro del “triángulo de hierro” de Milei, tras el desplazamiento del controvertido asesor Santiago Caputo por Karina en la formulación de la estrategia de campaña. Mientras Kicillof disfruta del protagonismo, los gobernadores provinciales bajo la bandera de Provincias Unidas también saborean su momento de atención pública. Las recientes elecciones locales en la provincia de Buenos Aires son una clara muestra de la completa fragmentación del sistema político argentino. En un informe, el periodista Carlos Pagni señala que el peronismo ha experimentado un modesto aumento en el número total de votos en las recientes elecciones, alcanzando los 3,8 millones, frente a los 3,4 millones de las elecciones de mitad de mandato de 2021 y los 3,38 millones de 2017.
La tregua de último momento entre Kicillof y Fernández de Kirchner permitió al espacio peronista preservar su base electoral. La vulnerabilidad de esa alianza quedó inequívocamente revelada cuando el gobernador subió al escenario para pronunciar su discurso de victoria, enfatizando la importancia de Cristina y la facción kirchnerista, mientras la expresidenta permanecía bajo arresto domiciliario junto a su hijo Máximo, quien notablemente no honró a Axel con su presencia en el escenario. Si no se hubiera alcanzado ese acuerdo de última hora y el peronismo hubiera concurrido a las elecciones dividido entre varios partidos, ¿cuál podría haber sido el resultado? El recuento final de votos reveló que Fuerza Patria obtuvo el 47,3 por ciento, mientras que La Libertad Avanza recibió el 33,7 por ciento. Dividir el voto en dos o incluso en tres habría asegurado la victoria de Milei, a pesar de una estrategia de campaña deficiente y una ejecución aún más fallida. El sector libertario, en conjunto con PRO, experimentó una disminución en sus votos, cayendo en 1,5 millones, de 4,2 millones en 2021 a 2,7 millones este año.
El absentismo, por el contrario, aumentó de 3,5 millones en 2021 a 5,6 millones en 2025. Cabe destacar que el número total de votantes registrados aumentó en 1,7 millones, alcanzando los 14,4 millones; sin embargo, la participación disminuyó a un modesto 61 por ciento. Es evidente que Milei no logró movilizar al segmento de votantes que lo impulsaron a la Casa Rosada en 2023 durante la segunda vuelta. Este grupo probablemente incluía a simpatizantes de las entonces precandidatas presidenciales de PRO, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, en las primarias PASO de ese año. Simultáneamente, frente a una recesión desalentadora y una creciente sensación de desencanto con la élite política, los alcaldes y líderes municipales peronistas encabezaron la iniciativa para movilizar a sus electores a participar en el proceso electoral.
Las cifras plantean multitud de interrogantes a medida que nos acercamos a las elecciones legislativas nacionales de octubre, una votación crucial en la que el gobierno de Milei ha decidido apostar los dos años restantes de su mandato. ¿Qué parte de los acontecimientos de las elecciones provinciales se reflejará en las próximas elecciones de mitad de mandato, y qué importancia tendrá en los resultados generales? El mercado y el ecosistema político parecen haber ajustado sus expectativas, lo que ha generado una mayor presión financiera sobre el gobierno. Algunos analistas han trazado paralelismos entre la derrota del pasado fin de semana y el inicio de una trayectoria descendente para Macri, quien enfrentó un destino similar cuando perdió las primarias en 2019, lo que llevó al colapso tanto de la economía como de su gobierno.
Aunque se considera una de las posibilidades importantes que se están debatiendo en varios niveles, parece algo descabellada e incluso extrema. Desde un punto de vista político, las elecciones nacionales verán una mayor participación de Milei y del gobierno central, a pesar de su presencia casi omnipresente durante la contienda provincial. La Casa Rosada recibirá un aumento de la inversión en un intento por motivar a sus votantes desilusionados a salir de sus casas. Este esfuerzo puede implicar infundir miedo sugiriendo que los kirchneristas de ‘Kuka’ están a punto de resurgir. El significativo triunfo alcanzado por el frente peronista unido puede, en efecto, reforzar la narrativa oficial. Simultáneamente, alcaldes y líderes municipales del Partido Justicialista desplegaron el máximo esfuerzo en esta elección, ya que sus legislaturas locales —y por consiguiente sus estructuras de poder— estaban en juego. Su inversión en el juego nacional es mínima, especialmente desde que han sido excluidos de todas las listas de candidatos —un error estratégico de Axel, Cristina y Sergio Massa, quienes aspiraban al poder y contribuyeron a la formación de la candidatura de unidad—. Se prevé que Milei asuma un papel destacado en la campaña nacional, relegando a Karina a un segundo plano mientras intenta poner fin al conflicto interno con Caputo, quien podría asumir un rol más importante. Simultáneamente, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, ha recibido la autorización para negociar acuerdos provinciales destinados a mejorar sus perspectivas.
La verdadera amenaza surge del panorama económico, que probablemente sea uno de los factores principales que contribuyeron a la derrota electoral. La economía argentina se ha estancado innegablemente en los últimos meses, ya que la creciente presión sobre el tipo de cambio peso-dólar ha provocado una devaluación controlada que podría exacerbar la inflación en el futuro. Los salarios reales están en una trayectoria descendente, lo que resulta en una disminución del poder adquisitivo, situación que se ve agravada por el creciente número de pequeñas y medianas empresas que cierran sus puertas. La disponibilidad de empleo formal ha disminuido, e incluso los puestos existentes son insuficientes para que los trabajadores puedan mantenerse hasta fin de mes. La prima de riesgo país en Argentina ha vuelto a dispararse, complicando los esfuerzos del ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, para asegurar el acceso al crédito. Caputo también está empezando a revelar fisuras dentro de la estrategia económica, lo que sugiere que el propio Presidente está tomando decisiones específicas que no cuentan con el respaldo total del equipo económico.
Las próximas semanas sin duda plantearán desafíos significativos para la administración Milei y para Argentina en su conjunto, en el período previo a las elecciones. Existe una tendencia generalizada a adoptar rápidamente una mentalidad de crisis, especialmente tras resultados electorales inesperados y un recuerdo histórico colectivo de corridas cambiarias. Las elecciones del fin de semana pasado incluyeron una votación local destinada a renovar las autoridades municipales; sin embargo, se convirtieron en un referéndum nacional sobre la trayectoria general del gobierno de Milei. No se debe únicamente a la profunda obsesión y aprensión de los argentinos con respecto a las crisis; sino también a que Milei lo articuló en esos términos. Elevó el estándar por encima de lo requerido, aumentando así los riesgos a los que se enfrentaba. En este momento, está enfrentando las consecuencias de sus actos. El sistema político sigue estando fragmentado, lo que deja la puerta abierta a cualquier desenlace.