Productores se preocupan por precios locales de soja tras vacaciones fiscales

El feriado fiscal de Argentina para las exportaciones agrícolas duró apenas tres días; sin embargo, fue suficiente para desatar un aumento en la actividad del mercado e influir en el discurso político y económico esta semana. Juan Pazo confirmó que el beneficio fiscal concluyó una vez alcanzada la cuota de US$7 mil millones para las Declaraciones de Ventas Exteriores, cerrando así la ventana tan rápidamente como se había abierto. Este resultado fue moldeado por una confluencia de factores locales y externos. Para el gobierno, logró su objetivo principal: aumentar la entrada de dólares en una fase de considerable tensión cambiaria. El sector agroexportador encontró una oportunidad para asegurar ventas a precios excepcionales. Los productores sostienen que el plazo fue excesivamente limitado y que las ventajas se distribuyeron desproporcionadamente entre un número reducido de participantes.

Uno podría considerar pertinente señalar que el feriado fiscal agrícola concluye tras el cumplimiento de la cuota de exportación de 7 mil millones de dólares. Ariel Tejera informó que el gobierno “sacrificó ingresos fiscales para asegurar un flujo más rápido de dólares y estabilizar el mercado en medio de una alta volatilidad preelectoral.” Señaló que cada vez que se reduce un impuesto, incluso si solo es por un tiempo limitado, “todos los asociados con ese impuesto se benefician.” Tejera señaló que el elemento crucial fue el aumento repentino en la capacidad del sector exportador para cumplir con las obligaciones de pago. La eliminación provisional de los derechos de exportación permitió a los exportadores presentar precios considerablemente elevados a los productores. La probabilidad de que los precios ventajosos observados en los últimos tres días persistan en el futuro es alta. Esto se debe a que bajo este esquema, los exportadores han registrado un volumen considerable de mercancía, y ahora se verán obligados a comprarla. Esencialmente, las empresas exportadoras pueden vender productos sin mantener inventario; más bien, adquieren artículos de los productores locales que los tienen almacenados en sus campos.

“Esto indica que, a pesar del regreso de las tasas, habrá incentivos para mantener precios sólidos en el mercado interno,” afirmó el analista. Tejera también advirtió que este escenario plantea un desafío financiero para las empresas del sector. Expresó que los exportadores “generaron ingresos en dólares, pero ahora deberán cumplir con sus declaraciones juradas de ventas basadas en las compras reales” para facilitar esas exportaciones. Esta dinámica sugiere una obligación financiera significativa que podría obstaculizar la capacidad de las empresas para cumplir con los pagos futuros. “Es esencial evaluar las implicaciones de esto en el marco de los agroexportadores y los efectos subsecuentes en sus ofertas en las próximas semanas,” afirmó. El consultor y analista de mercado Pablo Adreani indica que los factores internacionales influyen significativamente en los resultados del feriado fiscal. Articuló que la influencia ejercida por el Secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, fue fundamental. “Condicionó el préstamo de US 0 mil millones a la eliminación de la suspensión temporal de los derechos de exportación.” La Asociación Americana de Soja también se opuso a respaldar a una nación que posteriormente surgiría como competidora en el mercado de exportación de soja a China,” afirmó. Este año, China inició importaciones de soja y harina de soja desde Argentina, lo cual Adreani interpreta como una señal geopolítica dirigida a Washington. Este desarrollo provocó apprehensiones en los Estados Unidos y aceleró la decisión de cerrar la ventana fiscal en Argentina.

En el ámbito nacional, Adreani señaló que “la cuota de 7 mil millones de dólares se alcanzó rápidamente, gracias a los exportadores.” Sin embargo, esta situación conlleva un considerable riesgo financiero, ya que estas ventas ahora requieren el cumplimiento mediante adquisiciones reales de mercancías. Adreani destacó que los exportadores enfrentan un doble desafío: inicialmente, deben cumplir con sus obligaciones; posteriormente, deben gestionar las respuestas de los productores. Los productores enfrentan una decisión crítica: retener sus mercancías en anticipación de precios mejores o vender en un mercado que ya ha experimentado la retirada de medidas de estímulo previas. David Miazzo afirmó que el gobierno “cometió un error” al permitir ventas por 180 días y permitir que los exportadores compren tanto la soja existente como la de la nueva cosecha. Los productores están actualmente apprehensivos respecto a los precios que recibirán, dado que no se espera que los exportadores se apresuren a comprar grano para procesar, lo que podría resultar en una disminución de los precios. Además, Miazzo subraya la importancia de examinar la identidad de los compradores, dado que ciertos participantes en la industria pueden tener una mayor disposición a pagar en comparación con sus contrapartes. La confederación de productores Coninagro caracterizó la exención fiscal temporal como un desarrollo positivo; sin embargo, señalaron que la medida efímera no benefició a los agricultores.

“Si bien la iniciativa fue recibida con expectativas, en la práctica dejó a los productores con un sabor amargo,” afirmó Coninagro el viernes. Expresamos nuestra aprobación a la decisión del gobierno de eliminar de manera gradual y permanente la alícuota del impuesto, junto con la convicción de que es esencial revaluar este tributo distorsionador […] No obstante, se reconoce que la solución provisional no abordó el eslabón inicial de la cadena de suministro — el productor agrícola — quien asume el riesgo más significativo. Por el contrario, las pruebas indican que se convirtió en una ventana de oportunidad y un negocio para solo unos pocos seleccionados. La organización abogó por que la medida se estableciera como una disposición permanente. “Las cifras son elocuentes: en apenas tres días, el Gobierno logró conseguir los 7 mil millones de dólares que pretendía adquirir.” Esto ejemplifica el significativo potencial inherente a la agricultura argentina, que constantemente busca contribuir, siempre y cuando se le permita liberar sus energías empresariales y creativas. Los productores se enfrentan a una decisión crítica: vender a los precios actuales o restringir la producción, anticipando que la demanda de los exportadores impulsará los precios al alza en el futuro.

Los exportadores enfrentan la dificultad de obtener los bienes que han prometido en las declaraciones juradas de venta. Esta situación presenta desafíos significativos, principalmente derivados del aumento de costos y la necesidad imperiosa de mantener un flujo constante de divisas, lo cual es esencial para que el gobierno mantenga el valor del dólar. El elemento crucial será la manera en que se maneje esta tensión. Aunque es factible mantener precios ventajosos frente a las limitaciones financieras, la perspectiva de una repetición del aumento inicial de US$60 por tonelada observado al comienzo del feriado fiscal parece improbable. En consecuencia, se espera que la incertidumbre persista como el sentimiento dominante.